sábado, 19 de septiembre de 2015

AMERICANAS DIFERENTES (PARTE IV): LA AMERICANA DE COLOR CALDERO


 
Aspecto del conjunto
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
En esta ocasión la especialidad de la americana que ahora analizamos, se encuentra de forma simultánea en los dos aspectos que hasta ahora hemos ponderado para destacar las americanas diferentes:  el tejido y el color.



La tela es de Holland & Sherry
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)

En cuanto al tejido, hay que manifestar que estamos ante una tela verdaderamente excepcional. Su composición es de seda y cachemir, super 160's. Esta particular combinación hace de esta tela algo muy especial, ya que tiene la suavidad propia del cachemir, y a la vez es aterciopelada gracias a la seda. La tela además es de la casa acreditada como el mejor fabricante de telas del mundo, esto es, Holland & Sherry. Por lo que no podemos estar ante un tejido de más calidad.
El color de la tela varía con la luz
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
Por lo que respecta al color, resulta evidente que asistimos a un color verdaderamente singular, el color caldera o caldero, que otorga una enorme personalidad a la prenda. Este color llamativo provoca no poca dificultad a la hora de poderlo combinar, pero esta limitación podemos salvarla como posteriormente veremos.
 
En la sombra el tono parece diferente
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)

El color de la tela resulta ser tan especial que posee un brillo diferente en función de la intensidad de la luz. Esto supone que en un entorno cerrado con luz artificial parece que estamos ante una tela de distinto color al que percibimos con luz natural en el exterior, y aun así el tono parece no es el mismo si estamos en sombra, tal y como se puede apreciar en las fotografías, hasta el punto que con luz natural directa la tela llega a parecer naranja.
 
Diferentes tonos en función de la luz recibida
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-) 
Para cortar, confeccionar y coser la americana elegí al sastre Alberto Olego que con su maestría ya acreditada en otras muchas ocasiones supone una garantía en el tratamiento de tan delicada tela.
Ultima de las pruebas
(foto: Javier Valencia)


Con Alberto Olego en la prueba definitiva
(foto: Javier Valencia)
 
 
Comentando con Alberto Olego
(foto: Javier Valencia)


El color de la tela parece diferente con luz artificial
(foto: Javier Valencia)


Últimos retoques con el sastre Alberto Olego
(foto: Javier Valencia)

El destino de la americana, por razón del color especial que tiene, no puede ser otro que lucirse con indumentaria informal. Por ello me decanté por bolsillos de parche, que son bolsillos propios de chaquetas menos formales, como todo el mundo sabe, frente a los bolsillos que podemos denominar como normales que tienen la consideración de ser mas formales. Los bolsillos de parche se caracterizan por estar cosidos por fuera de la chaqueta y no interiormente. Para esta ocasión decidí introducir una interesante novedad, un bolsillo interior, más pequeño, en el bolsillo de parche que sobresaliera ligeramente para destinarlo a portar el teléfono móvil. Este detalle, aparte de ser práctico, otorga personalidad a la chaqueta y la hace ser diferente.
 
Bolsillo interior dentro del bolsillo de parche
(foto: SR)
La americana también posee una serie de detalles en cuanto a la personalización de la misma habituales en los trabajos que realiza el gran Alberto Olego.
 
Detalle de personalización
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
 
Individualizar la prenda es el máximo exponente de su personalización
 (foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
Las iniciales se encuentran ocultas en la manga
 (foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
 
La americana en si es ligera, muy ligera, consecuencia sin duda de los tejidos que la componen, que la hacen ser muy liviana. 
La especial delicadeza de la tela hace que nos encontremos ante una prenda con la que tenemos que extremar la precaución para evitar que se manche. Esta precaución hay que extenderla incluso para evitar que pueda mojarse, ya que una sola gota de agua, que no provocaría ningún problema en una chaqueta confeccionada con telas de las que podemos considerar normales, en el presente caso genera que la tela mude su color.


La americana debe combinarse con tonalidades claras
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
 Las posibilidades de combinar la americana, debido precisamente a lo especial de su color, se reducen mucho y, por lo tanto, son muy limitadas.

La americana no combina bien con tonalidades oscuras, porque constituyen combinaciones cromáticas antagónicas y el resultado nunca es favorecedor. Por ello, en cuanto a los pantalones se refiere hemos de evitar los azules marinos, grises o marrones, por lo que únicamente es posible acudir a combinarlo con tonos acromáticos como el blanco y similares. Respecto de la camisa sucede lo mismo, por lo que es siempre conveniente utilizarla con colores de tonos  pálidos.
 
La corbata aporta tonos complementarios al principal
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
 
Por lo que respecta a complementos y accesorios los zapatos de tonalidades marrones son ideales, crean una interesante armonía y además provocan un interesante contraste con el pantalón claro. En este sentido debe siempre descartarse la utilización de calzado negro.


Obsérvese el brillo especial de la chaqueta con la luz directa
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
Por lo que respecta a la corbata, su utilización con esta americana supone un doble y apasionante reto. Por un lado, conferir cierta dosis de formalidad a una chaqueta que por su diseño y color tiene una vocación manifiestamente informal y, por otro, el hecho de combinar ese color especial con una corbata no es tarea fácil.


La corbata en este caso es de suitsupply
 (foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
 La formalidad que puede imprimir una corbata en el presente caso es una tarea más difícil de lo normal porque con un conjunto marcadamente informal, como es el conjunto de la chaqueta color caldero y un pantalón claro, puede provocar precisamente el efecto contrario, es decir, que en lugar de imprimir un carácter elegante se genere una imagen más cercano a lo grotesco. Por lo tanto lograr ese equilibrio no resulta nada fácil.


(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)

Por otro lado, al igual que las chaqu
etas azul marino o grises admiten casi cualquier tipo de tonalidad de corbata, cuando nos encontramos ante una americana de color caldero, las opciones de combinar corbatas se reducen de manera muy considerable.
 

En el presente caso hemos optado por una corbata en la que predominen las tonalidades claras, en evidente armonía con la camisa y el pantalón, y que estas tonalidades se alternen levemente con el color complementario que es el que marca los zapatos, es decir, el marrón. De este modo la armonía cromática y el éxito del conjunto está garantizado. Cabe otra posibilidad en conjuntar las corbatas y es, como ya expusimos en alguna otra ocasión, que se cree un juego cromático con la tonalidad de la chaqueta, de tal suerte que exista un cierto paralelismo entre el color de la chaqueta y algún pequeño detalle del mismo tono en la corbata, lo que no quiere decir que la corbata sea igual que la chaqueta, lo que generaría un resultado poco elegante y de no muy buen gusto.

(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)
 
(foto: Nacho Areta -www.nachoareta.com-)

 
Con la finalidad de hacer más difícil el equilibrio de combinaciones, me he atrevido a introducir un nuevo elemento: el chaleco. En este caso para combinar los diversos elementos que concurren es necesario que el chaleco tenga las siguientes características: el chaleco, en contraposición a la chaqueta, no puede nunca ser liso. Debe tener elementos cromáticos que sean armónicos con el color secundario elegido, es decir, el marrón; y la corbata necesariamente ha de ser de un solo tono. El resultado es interesante, algo atrevido, pero no por ello menos elegante.
 
Lucio Rivas
        
    

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