lunes, 6 de abril de 2015

LOS DETALLES DIFERENCIAN AL ESMOQUIN

 
 
Una de las premisas esenciales de las que debe partirse en la elegancia es que nunca debemos vestirnos como lo hace todo el mundo, esto supone que el factor diferencial es lo que, en todo caso, nos debe distinguir.

Por esa razón, quien aspira a ser elegante debe sentirse incómodo cuando su indumentaria es idéntica de la de quienes le rodean.  Es harto frecuente comprobar como los hombres que lucen traje en sus trabajos visten todos exactamente igual. Esta forma de mimetizarse con los demás es como se sienten más cómodos aquellos que bien no son elegantes, o bien aspiran a diluirse en la masa gris y anodina de la indiferencia.
Es por ello que los caballeros que viven la elegancia y la distinción como valores a tener en cuenta, se sentirán siempre incómodos con ocasión de un evento que requiera traje de fiesta o el protocolo exija etiqueta, por la sencilla razón de que si la indumentaria adecuada para ese evento es el esmoquin, se verán obligados a ir vestidos como los demás, dado que la indumentaria clásica del esmoquin tiene sus propias reglas y admite pocas variantes.
Para diferenciarnos en la vestimenta de un esmoquin y realzar nuestra elegancia, no hace falta acudir a modelos estrafalarios o diseños grotescos, por lo que dejando de lado los extravagantes ejemplares de esmoquin de marcado mal gusto, que sobrepasan los límites admisibles, y que periódicamente debemos sufrir en eventos como son las entregas de galardones a deportistas, y que en la mayor parte de las ocasiones supone un atentado contra la más elemental sensibilidad, hemos de afirmar que podemos lograr diferenciarnos luciendo un esmoquin clásico y tradicional a través de sus detalles, sin perder en ningún caso el buen gusto y la elegancia.
La elegancia que nos debe distinguir en este caso supone la necesaria presencia de dos elementos esenciales: los detalles y los complementos. 
Los detalles son aquellos elementos que nos distinguen y nos diferencian, mientras que los complementos son aquellos otros elementos que potencian y realzan el conjunto conforme a la imagen que pretendemos proyectar.
En este sentido el último esmoquin que me he hecho viene a ser es un claro ejemplo de lo que  quiero transmitir. Vamos a analizar cada uno de los diferentes detalles de este excepcional trabajo llevado a cabo por el magnífico sastre Alberto Olego, quien ha demostrado una vez más su profesionalidad, buen hacer y su paciencia ante mis nada sencillas exigencias.   
Alberto Olego en una de las pruebas

Para este caso tenemos la opción de decantarnos por un esmoquin de tres piezas o por el tradicional de dos con el fajín clásico. Todos los esmoquin que he tenido anteriormente siempre han constado de fajín de modo que para este nuevo he preferido que fuese con chaleco, prenda que además me parece que siempre imprime un carácter más elegante. Por lo tanto, aquí tenemos el primer elemento diferenciador: el chaleco. Esta prenda resulta muy poco vista en los tradicionales tuxedo o dinner suit, de modo que nos ayuda a diferenciar el conjunto desde el principio.

El xchaleco
Chaleco


El segundo elemento que imprime personalidad a la chaqueta, que recordemos no debe tener aberturas traseras como las americanas, son los puños. En este caso el puño francés ha sido la elección más acertada para imprimir detalles de personalidad, pero en este caso se ha ejecutado con un vivo en el borde que le otorga un carácter especial.





Detalle del vivo del puño francés de la chaqueta
 
Para el forro de la chaqueta he elegido una tela blanca con lunares negros que hace un contraste muy interesante y rompe la sobriedad del negro. Además un detalle de personalización del conjunto es que por parte de Alberto Olego, el sastre que ha ejecutado esta maravilla, se ha procedido a bordar el nombre y apellido en el interior de la chaqueta.


forro de la chaqueta
 
Otro de los aspectos a tener siempre en cuenta en un esmoquin, es que este no debe tener pasadores en el pantalón, ya que nunca se viste con cinturón, sino con tirantes  que pueden ser blancos o bien negros. Yo siempre me decanto por unos de color blanco, no me gusta que en estos casos los tirantes generen demasiado contraste con la camisa. En ausencia de pasadores los pantalones deben contar con pletinas laterales, que en este caso se encuentran personalizadas con las iniciales.


pletinas laterales personalizadas

 
Por lo que respecta a la pajarita, esta nunca debe de ser la típica de nudo ya hecho, sino que debemos en todo caso procurar que responda al concepto de corbata de lazo, de tal manera que nosotros seamos quienes ejecutemos nuestro propio nudo. Por otro lado, he de manifestar que no me resultan apropiadas aquellas pajaritas que, a pesar de no venir con el nudo previamente hecho, están compuestas de un elástico que permiten ajustar su extensión al cuello, ya que el aspecto de ese elástico perjudica notablemente la visión de la tira de la pajarita, porque el cuello de la camisa debe dejar siempre ver esa tira y nunca ocultarla. Tampoco me gustan aquellas que constan de un pasador para ajustarla a las dimensiones del cuello, a pesar de que la mayoría responden a este patrón.
En este caso la pajarita se encuentra hecha a medida, aspecto que es francamente inusual, y además cuenta con dos aspectos novedosos. Por un lado, se ha confeccionado un vivo en el borde de la pajarita idéntico al del puño francés de la chaqueta, creando de esta forma un paralelismo entre la pajarita y  el puño, de tal manera que se ha conseguido un efecto interesante con la simetría entre ambos.


Detalle de la pajarita donde se aprecia el vivo

Por otro lado, el sastre ha bordado mis iniciales en la parte trasera de la pajarita, de tal suerte que el efecto que produce es que una vez se encuentre la pajarita en su sitio se aprecian las iniciales en la parte posterior del cuello.

Detalle de la pajarita
 
 
Existen dos últimos detalles que revisten carácter de imprescindibles. Por un lado siempre debe portarse un pañuelo en el bolsillo de la chaqueta, que debe ser forzosamente colocado doblado y en paralelo al borde del bolsillo y, por otro, una flor en el ojal, que debe ser siempre blanca. Para posibilitar la sujeción de la flor el sastre debe ejecutarnos detrás de la solapa una guía, bajo cualquier forma, que permita que la flor se mantenga. Habida cuenta la dificultad que puede entrañar en ocasiones conseguir una flor, en este caso llevo una flor confeccionada a mano en fieltro por una artesana de la zona norte de Madrid.


Detalle del pañuelo y flor de fieltro 
 
Por lo que respecta a la camisa, esta ha sido hecha a medida por parte de mis camiseros de siempre, Haberdashers. Que en este caso han ejecutado un trabajo francamente bueno. A destacar el cuello, un poco más alto de lo normal, para posibilitar que destaque la pajarita. La camisa debe llevar una pechera con otra tela, bien de piqué o bien con pliegues. En cualquier caso, esas opciones dificultan que las iniciales de la camisa se puedan coser e imposibilita que se vean, por lo que me he decantado por coserlas en el puño del lado donde se encontrarían cosidas en la camisa, es decir, en el lado izquierdo.  


 

Iniciales del puño

En cuanto a los zapatos, estos deben ser siempre de charol. No me parecen apropiados los zapatos de charol con cordones, lo desaconsejo por completo. El resultado me parece inadecuado y estéticamente desagradable. Por su parte, los ópera pumps no me gustan, me parecen más propios de manoletinas de niña adolescente, salvo aquellos en los que la pala del zapato sube mucho más, en cuyo caso el resultado será siempre más favorable.
En este caso me he decantado por unos zapatos de charol de suitsupply, la famosa casa holandesa, que me han parecido originales y que ayudan a marcar esa diferencia de la que partíamos en el encabezamiento.

 
 
zapatos
 
 
Otro detalle importante es el del reloj. Debemos evitar los relojes de pulsera y, si no es posible nunca debemos portar relojes de correa metálica. La correa ha de ser siempre de cuero negro. A mi particularmente me gustan para estos casos los que no sean muy grandes y  que además sean finos, para que no estorben el puño de la camisa y, por último, que sean de esfera negra para que armonicen con el conjunto.    
 
Detalle del puño y reloj
 



Resultado final


No menos importante resulta la prenda que debemos portar encima del esmoquin. En este caso se encuentra totalmente desaconsejado el uso de abrigo, no es una prenda apropiada, aunque en otras latitudes si lo sea. Aquí el esmoquin debe llevarse siempre con capa castellana. En este caso la capa es de Capas Seseña, la casa de capas a medida con más solera y tradición de la capital.

Resultado final con capa 

 

Con estos detalles hemos demostrado que es posible crear importantes diferencias sobre idénticas premisas, como es la de un esmoquin clásico que a priori admite pocas innovaciones. Esto nos obliga  concluir que por muy clásico que resulte nuestro estilo o nuestra indumentaria, la posibilidad de diferenciarnos o crear nuestro personalidad en el vestir no tiene más límite que el que concede nuestra imaginación y el buen gusto.    

 

Lucio Rivas  
             

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